Originarios de Bélgica, hemos vivido en varios países: Bélgica, Francia, Creta y España (dos veces). 

Mi esposo y yo estamos juntos desde 2007, y nuestra hija nació en Tortosa en 2008. Fue allí donde abrimos nuestra primera casa rural, un concepto único especializado para parejas: una habitación de 75m² con piscina y vista al mar, exclusivamente para dos personas. Tuvimos la suerte de acoger propuestas de matrimonio, lunas de miel y fines de semana románticos.

Pero la crisis inmobiliaria en España nos obligó a regresar a Bélgica, donde nuestro hijo nació en 2012. Tras el parto y un error médico, tuve que someterme a 15 operaciones, un periodo muy difícil tanto para mí como para mi familia.

En Bélgica, trabajé en logística para dos empresas: una especializada en velas, aceites esenciales e inciensos, y otra en confitería. Mi esposo, por su parte, ya trabajaba en el sector de la conserjería, pero para administradores de edificios.

Con la pandemia del Covid, decidimos cambiar de rumbo y emprender un nuevo proyecto de casa rural en Francia. Encontramos una propiedad en el Tarn, en Caucalières, y tras varios meses de reformas, abrimos La Chapelle aux Acacias. 

Durante tres años, acogimos clientes de todo el mundo, organizamos talleres, eventos para particulares y empresas, e incluso fiestas para los habitantes del pueblo. Lamentablemente, tres vecinos celosos y de mala fe nos obligaron a vender la casa.

Dimos un nuevo giro a nuestras vidas y regresamos a España, estableciéndonos en Monóvar. Por falta de tiempo, nos arriesgamos a comprar nuestra casa a distancia, sin verla, a través de Country Villa Spain. 

Afortunadamente, nuestra buena estrella nos acompañó: tras algunas reformas, nuestra casa quedó magnífica.

Nunca habíamos sido tan bien recibidos como aquí, lo que nos tranquilizó. Nuestros hijos estudian en español y valenciano, y lo llevan muy bien.

Al principio, busqué trabajo en el sector inmobiliario, pero pronto me di cuenta de que no era para mí. No soy competitiva y prefiero ayudar sin esperar nada a cambio. Luego trabajé en varios call centers, ya que hablo cinco idiomas y es un perfil buscado. Pero, una vez más, mi necesidad de independencia era demasiado fuerte.

Junto con mi esposo, nos dimos cuenta de que lo que realmente nos gusta es ayudar, organizar y prestar servicios. Así nació No Te Preocupes. Pensamos en todos esos viajeros que, al regresar a su casa de vacaciones, deben perder los primeros días limpiando, haciendo las camas, la piscina, las compras... antes de poder relajarse.

Nos dijimos: "¿Y si nos encargamos de todo eso antes de su llegada?"

Así creamos nuestro servicio de conserjería, pensado para quienes quieren llegar y disfrutar inmediatamente. Con No Te Preocupes, su tranquilidad es nuestra prioridad!